Hace pocos días encontré un libro publicado por mi editorial de cabecera : Masónica.es, dedicado a la Espiritualidad Masónica en el Caballero Rosacruz, escrito por varios miembros del Supremo Consejo del Grado 33 y último del REAAA para España. entidad masónica ligada a la «regularidad» masónica española.
Dicho libro me interesó desde el primer momento que lo ví, pues mi inserción en los Altos Grados del REAA dentro del DH, e incardinado en el Capitulo Rosacruz El Fenix 171, me ha dejado ante un reto importante, puesto que mi cultura masónica en los Altos Grados del Gran Oriente de Francia dentro de las Ordenes de Sabiduría del Rito Francés, ha tenido más un carácter racional que espiritual, y por tanto el Caballero Rosacruz , de tanto arraigo en la masonería continental, pues en el GOdF es «sustituido» por otro grado más de acorde con la esencia de la estructura masónica como es el de de Perfecto Masón Libre de Heredon de KIlwining con su singular lema de «Libertas».
Esta situación un tano paradójica me ha llevado a interesarme en el Caballero Rosacruz, dado el carácter místico que toma dentro del REAA y de algunas estructuras masónicas, lo cual me ha conllevado a reunir una gran cantidad de materiales, tanto históricos como actuales, y que van desde los rituales, a los trabajos de reflexión contenidos en una rica bibliografía, que como no podía ser de otra manera, en general es de origen francés en un 98%,
De estas lecturas pueden leerse los trabajos que he venido publicando en el blog de RITO FRANCES:
Por eso, cuando he visto que Adolfo Alonso Carvajal, (grado 24º) coordinaba esta edición de recopilación de trabajos de los Hermanos del Soberano Capitulo Rosacruz Madrid 301, pues adquirí el libro,y rápidamente me sumergí en sus páginas.
Lo primero que hay que significar es la gran distancia que existe en cuanto a este tipo de temas y reflexiones entre la masonería española y la francesa, que es la que conozco y leo de forma cotidiana.
La verdad es que el libro de los trabajos del Soberano Capitulo Rosacruz Madrid 301, se parecen más a un tratado de teodicea que a unas reflexiones en profundidad sobre el hecho histórico y actual del grado de Caballero Rosacruz,
Tal vez en un contexto histórico anterior estos textos podrían sintonizar de forma coherente con las propuestas programáticas del grado, pero hoy día dicho grado presenta al menos para algunas masonerías, cierta dificultad de manejo y desenvolvimiento, pues está claro que en las masonerías racionalistas tal grado presenta dificultosos engarces dado su misticismo, si bien la rosa y el cuadrado, es todo un potente conjunto simbólico me ha llamado la atención no haber visto dicho conjunto reseñado en los diferentes artículos del libros, más bien se observa que el centro de atención del conjunto de textos reunidos lo reclama una visión un tanto teológica al ocuparse de forma cuasi central de la existencia de Dios y de sus atributos, tanto es así que parece que los Hermanos Rosacruces de Madrid 301 intentan dar pruebas razonadas de las relaciones de Dios con la humanidad, generando un GADU en unos contextos históricos poco sostenibles historicamente.
De lo trabajos presentados el que me ha interesado es el dedicado a El GADU como símbolo Supremo del REAA, que firma el Hermano Miguel A. Sanchez Martín (32º).
Está claro que la masonería operativa vivía inmersa en un contexto medieval donde la religión y el fenómeno religioso eran omnipresentes, incluso en el seno de las viejas cofradías operativas tan "libres" pero a la vez subyugadas por dichas presencias , aunque no queda tan claro que ese mismo carácter esté implícito en el nacimiento de la masonería especulativa del siglo XVIII, cuyo nacimiento rompe precisamente con ese estado de cosas, por más que Anderson consignara en relato heráldico Constitucional una serie de hechos que habría que contextualizar, y que nosotros como estudiosos debiéramos ser precisos en su consignación , ya que el Hermano firmante del texto hace un correlato de hechos que arranca con una afirmación extraña que «de dicho contexto (Constituciones de Anderson) proviene una de las normas de obligado cumplimiento para todo masón, para toda logia y para toda obediencia masónica: el masón se reúne en logia y trabaja siempre a la Gloria del Gran Arquitecto del Universo».
Es evidente que se parte de una premisa un tanto falsa, y ello constituye,al fin y a la postre , una gran confusión, y habrá que aclarar que en ningún articulado andersoniano se colige esa norma, más allá del tema de la religión natural, baste recordar además que en las Constituciones de Anderson solo se menciona el GADU, una sola vez en el arranque o preámbulo de éstas: «Adán , nuestro primer Padre, creado a imagen de Dios, el Gran Arquitecto del Universo»
Que los textos más antiguos de origen calvinista no utilizan jamás la nominación del GADU., si que otros textos de las Old Charges , nombran a Dios, a Jesucristo y a la Virgen María y ser fieles a Dios y a santa Iglesia, pero no hay la mención señalada hasta 1760 en Tres golpes Distintos se hace una mención similar: Señor Dios, Gran y Universal Masón del Mundo y primer constructor del hombre
No debemos olvidar tampoco que Anderson es reo de los «Antiguos Deberes», y pese a la limadura de Desaguliers, cuestiones como estas van a quedar enmarcadas como tal , no en ese momento puesto que por un lado las Constituciones van a tener poca repercusión en el ámbito masónico del siglo XVIII, a pesar de la rectificación de 1738, digamos que será más bien durante el siglo XIX con la firma del «Acta de Unión”"» logrado por la Gran Logia Unida de Inglaterra, cuando el GADU tomará fuerza, y quedará como landmark que debe ser a lo que se refiere el Hermano Miguel, A. Sanchez. sobre las «normas de obligado cumplimiento…»” supongo que arrimando el ascua a su sardina y traslada el lanmark de 1813 como nacido de la Constituciones de Anderson.
Por que además ocurren otras dos cuestiones; una de ellas muy importante, el GADU, tenía que ser por fuerza un ente «descafeinado» pues tenía que lidiar en esos momentos, si es que se quiere indicar que se trabajaba bajo esa tutela , con deístas y teístas, y con librepensadores, si es que queremos situar correctamente el tema del los ateos estúpidos, y no solo en ese contexto sociológico en que se desenvuelve el nacimiento y desarrollo de la masonería (1717) estamos hablando además de presencias de masones anglicanos, de calvinistas que suprimen los sacramentos, negando ademas la transubstantación, o que no haya ornamentos religiosos en las iglesias, en esos momentos existían también los «dissenters» los no conformistas con la iglesia anglicana, o los puritanos como representantes de la rigidez calvinista, también los católicos,y por supuesto los librepensadores e incipientes ateos. A este respecto no estará de más leer el libro de Pedro de la Llosa .Razón y Sinrazón. Historial social del librepensamiento.
Es bueno también anotar que la supresión del GADU en Bélgica y en Francia no proviene del ateísmo, o del librepensamiento puro, sino más de los miembros de las iglesias protestantes incardinados en las logias,como Desmond y compañía, que empezaban a manifestar su hartazgo al ver que se iba creando un similitud entre el GADU y el dios de los papistas (católicos): y por supuesto la forma de atajar esa situación, pues es tal el sufrimiento en las logias de esa pesadilla, que se va a esa abolición, que por cierto solo se hizo en el Rito Francés, pues el REAA siguió utilizando el GADU, aunque no creo que sea un símbolo supremo de este Rito, tal y como se quiere afirmar,
Esa situación pluridiversa religiosa que he bosquejado llevaba implícita el conglomerado político que envolvía este espacio masónico (1717), por tanto estamos ante un espacio «abierto» donde un tema como el GADU , si se quiere poner el énfasis en esa figura mítica, es muy posible que no se hubiera podido lograr ese congregacionismo como espacio de consenso que significó la fundación de 1717 , porque de haber existido la operación de refuerzo del GADU, ello significaba el retorno a los «Antiguos Deberes» con los cuales Desaguliers había roto, lo cual no fue óbice para que se fuera metiendo la cuña en la Gran Logia por parte de L. Demott y los suyos, los «Antiguos» para revindicar el retornos a las viejas recetas medievales que marcaban los «Old Charges», lo cual andando el tiempo dará pie a la GLUI, y a las bases rituales del REAA.
Por otro lado no se puede hacer tabla rasa con este tipo de afirmaciones, porque las masonerías son distintas, y no todas obligan a los mismos landmarks , por más que la política conservadora y colonizadora británica de1813, pretendiese tal cosa con la puesta en marcha de sus sistema de dependencias y la estipulación de un ritual "normalista".
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Hay otras consideraciones que creo se deben tener en cuenta, y sería bueno que los Hermanos leyeran a un historiador y miembro de la «regularidad» francófona como es Robert Kalbach, que plantea el GADU en su libro bajo un curioso axioma: del símbolo a la fractura masónica
Es evidente que que el firmante de este interesante trabajo leído en el seno del Capitulo Madrid 301, tampoco contextualiza el tema del «ateísmo» que se expone en las Constituciones de 1723, por lo cual habría que que remitirle a los trabajos de Charles Porset y Patrick Negrier,estudiosos del siglo XVIII, para que tras la lectura de dichos trabajos de estos dos historiadores, entienda esa «extraña frase» del ateísmo y el concepto de estupidez y que tendr´ñia este cariz: «Sin embargo, hay una línea de investigación que ha aportado nuevas luces al tema al sostener que el término ateo utilizado en esta constitución en realidad se trata de un mote utilizado en la época para referirse a un tipo particular de libertinos, caracterizados como calaveras, blasfemos, profanadores, a quienes no se quería tenerlos en las logias, por lo que no habría constituido una norma excluyente de los no creyentes en divinidades, exclusión incompatible con el propósito de ser “centro de unión y el medio de conciliar verdadera Fraternidad entre personas que hubieran permanecido perpetuamente distanciadas».
Por tanto terminar afirmando que «desde sus orígenes, la masonería está vinculada a un principio espiritual: EL GRAN ARQUITECTO DEL UNIVERSO, SÍMBOLO DE CARÁCTER INDEFINIDO y ABIERTO, pero imprescindible del carácter iniciático de la tradición masónica» es asentar, según mi opinión, bases extrañas al menos fuera del consumo interno al que se está refiriendo el autor (La regularidad) , amén de que hablar de tradiciones iniciáticas de la masonería, es cuando menos desconocer el nacimiento y construcción de la ritualidad masónica, incluso la del siglo XVII, ya que en esos momentos estamos ante simples textos rituales que carecían de ese valor iniciático que se les quiere asignar, utilizando palabros cuasi mágico,que por cierto no aparecen hasta mediados del siglo XIX.
Por otro lado si bien puedo estar de acuerdo en otros párrafos del artículo, que contiene también grandes contradicciones, que oscilan entre querer presentar un GADU «abierto» de consumo amplio, muy en la línea de lo que acontece dentro del REAA como rito, amplio, pluridiverso, maleable y amoldable a las exigencias de las corrientes de pensamiento de moda: hermetismo, rosacrucismo, teosofismo, etc
Está claro que Miguel A. Sanchez Martín (32º) parte de una posición cristiana donde el GADU es conceptuado e identificado como el modelo cristiano del Dios de la biblia y matizado con tintes guenonianos y deistas, olvidando que hay otras posiciones o modelos como el anglo-latitudinario o el liberal simbólico o agnóstico, y parece olvidarse de una máxima que se recoge en los Antiguos Deberes, de un «masón libre en un logia libre».
Y pese a eso, se persiste en la creencia y presentación de un mundo inteligible para el hombre ordenado por el Dios cristiano que parece hasta llegar a cuestionar le filosofía del conocimiento como gran Geómetra o Relojero,
Que por cierto el problema del GADU no se cuestiona ni parece ser un problema incluso en 1813 estamos hablando del ámbito anglosajón, sino que este toma carta de naturaleza en los ámbitos católicos y su relación con el libro, la biblia, la palabra, y los andamiajes cripto sagrados que empiezan a darse en las masonerías continentales, pese a los encuentros con las Luces.
Digamos que la mentalidad social del continente (católico), pese a la «laica» Francia, impregnó todo el estilo masónico de un cierto carácter sagrado, cuestiones que en otras culturas masónicas más latitudinarias eran elementos que jugaban un papel menos predominante, de ahí por ejemplo que hallemos una seudo sacralización mística que va recayendo sobre un gabinete de reflexión que no existe en la masonería anglosajona, o la presencia de la espada flamígera, o la traslación cuasi sagrada que se hace de del libro de la ley que pasa de los laicos «pedestales» ingleses a los « cojines segregados» donde ya reposa el Volumen de la Ley Sagrada que tan profusa presencia tiene en el Continente.
He de decir que la cuestión del GADU no es nueva, y nunca nos pondremos de acuerdo en su definición y posición y menos desde posiciones tan extremas, por lo cual recomiendo la lectura de textos como los de Robert Kalbach , Marck Halevy, o P. Negrier para situar de forma correcta las mentalidades y sociabilidades en las que se desarrolla tal temática, y estoy dando un recetario de pensadores "regulares" y fuera de estos recomiendo, como no, a Charles Porset.
En general en el conjunto de trabajos he echado de menos esa propuesta de trabajo sobre el Grado Rosacruz, hoy en el Siglo XXI, y por ejemplo la reflexión sobre algunos de los temas que plantea por ejemplo Claude Delbos sobre las raíces de la Rosa Cruz desde sus distintas opciones, o el abordaje de grados tan sumamente cristianos con modelos masónicos más latitudinarios como respuesta en el siglo XXI.
En fín, el libro no deja de aportar un conjunto de aproximaciones interesantes a pesar de la falta de fuentes de consulta y contrastación, aunque es de esperar que las nuevas generaciones vayan rellenando los huecos dejados por tanto tópico al uso, y tengamos que asumir la ardua tarea de ir desmontando algunos tópico y dejar paso a trabajos rigurosos, más abiertos y plurales, no pensando tanto en el consumo de los propios, sino con una amplia visión, sabiendo como sabemos que este tipo de texto serán leídos y examinados y que por ellos nos juzgarán.
Aunque soy consciente de la gran dificultad que supone abordar estos temas dado la carencia bibliográfica, la dificultad en el manejo idiomático... y el escaso bagaje formativo masónico que tenemos los masones españoles, que por cierto hecho de menos en los trabajos las referencias bibliográficas en las que se apoyaron los Hermanos Rosacruces para abordar sus trabajos
UN TAF y gracias los Hermanos del Supremo Consejo del Grado 33 y último del REAAA para España y del Capitulo Madrid 301 por dichos materiales, ya que ellos a´ne de sugerirnos cosas, sirven para el testar las bases de conocimiento en que nos movemos.
Victor Guerra