lunes, 30 de mayo de 2016

El grado masónico de Caballero Rosacruz y el cristianismo

simbolo Caballero ROsacruz

Algunos cuerpos masónicos y hermanos masones,  frente a uno de los grados míticos de la alta masonería  como es el Soberano Príncipe Rosacruz ,que fue el «nec plus ultra» se remueven inquietos ante un grado cuyo corpus simbólico no devuelve a una extraña búsqueda , lo cual motiva  que antes este grado haya diversas reacciones , que van desde una reinterpretación a veces un tanto estentórea. pasando por aceptar este rito como un rito más de paso, por lo cual se evita su ejecución destacando  otras referencias rituales, tal  como  sucede en el Rito Francés,  donde por el ejemplo el GCG-GODF pone énfasis en su  Régulateur du III millénaire de Rite Français,  para evitar las lecturas esotéricas cristianizantes o gnósticas,  dentro del 4º Orden  de Sabiduría,  enunciando por  ejemplo el grado de Perfecto Masón Libre de  Heredon de Kilwinning, o el Gran Comendador del Templo.

Sin embargo hay otros ritos como el REAA, que no parecen presentar tantos prejuicios  y escrúpulos ante un grado tan polémico y poliédrico, siendo uno de los más  antiguos en el sistema de los Altos Grados como es el grado de Caballero Rosacruz, que vuelve a estar en boga, y también encima de la mesa del debate, pues son varios y variados los libros que se han dedicado a escudriñar en el interior de este grado y su significancia mistico-religiosa.

Para ayudarnos en esta tarea he traducido este trabajo de unos de los más serios y destacados  estudiosos del Rito Escoces Antiguo y Aceptado, como es  Pierre Mollier, el cual desde su alta atalaya como Hermano practicante del REAA, y como bibliotecario del Gran Oriente de Francia (GOdF) nos puede ayudar en esta tarea de comprender  esa atracción y a la vez esa repulsa de algunos cuerpos masónicos por dicho grado.

Les dejo con este trabajo de Pierre Mollier 

  Víctor Guerra (editor y traductor)

Las complejas relaciones entre religión y francmasonería durante la Ilustración.

Tomando forma a partir de 1717, la moderna francmasonería especulativa originalmente practicaba los dos grados heredados de la masonería operativa: «Aprendiz Ingresado» y «Compañero de Oficio» agregándose a partir de 1730 el grado denominado de «Maestro».

Entre esa fecha y los 1760s los francmasones descubrieron y practicaron los otros grados”, que tenían por costumbre llamarles de un modo que es inexacto en sentido literal pero ahora establecido, como altos grados o grados escoceses”.

Esos otros,  dichos grados fueron el medio por el cual la francmasonería incorporó partes del corpus simbólico occidental y llegando a constituir una de las formas privilegiadas de expresión de las corrientes esotéricas e iluministas del siglo de las Luces.

En la segunda parte del siglo 18, el grado de Caballero Rosacruz llegó a ser uno de los más apreciados y practicados dentro de los llamaos grados superiores. El  ritual masónico del Caballero Rosacruz, plantea interesantes cuestiones para el historiador de las ideas acerca de las complejas relaciones entre francmasonería y religión.

I. Un grado masónico cristiano en el siglo de las Luces.
Si se da crédito a la transcripción de un documento no datado de Gustave Bord- aunque ahora parece estar extraviada- el primer testimonio de la existencia del grado de Caballero Rosacruz (Chevalier Rose-Croix) nos lleva al año 1757 y dicha aparición  tuvo lugar en Francia.

Existe un diploma masónico expedido al Brother (hermano) Targe por la logia Enfants de la Sagesse et Concorde (Hijos de la Sabiduría y Concordia) fechado en abril 9 de 1757. Uno de los firmantes, Brother Itéguiemme, agrega a su firma estos atributos masónicos:” ex -maître , substitut A.S.P. Chev. De l´Orient et de Rose-Croix” (ex -maestro, sustituto A.S.P. y Caballero de Oriente y de la Rosacruz).(1)

La segunda evidencia más antigua de la existencia de este grado es la famosa carta que los masones de Metz (Francia) escribieron a los de Lyon (Francia) en junio de 1761. El objeto de este valioso mensaje fue el de intercambiar información entre dignatarios de la Orden acerca de los grados practicados en esas dos ciudades. EN dichos documentos se encuentra que el último de los 25 grados de los hermanos de Lyon era el de “Chevalier de l´Áigle, du Pelican, Cher. de St. André ou Maçon de Heredon “(Caballero del Águila, del Pelícano, Caballero de San Andrés o Mason de Heredon),(2) otro nombre clásico para el Caballero Rosacruz.

Hay que hacer notar que los masones de Metz no conocían nada acerca de tal grado.

Los rituales masónicos del siglo 18 con fecha, son extremadamente raros. Por casualidad, para el grado de Rosacruz disponemos de dos manuscritos con fechas de 1763 a 1765, de las cuales no  hay  razón para ponerlas en duda, y ambos  rituales son muy  similares, así como lo es el juego de rituales Rosacruz que pueden atribuirse a los años 1760-1770.

Leyendo estos textos, la naturaleza profundamente cristiana del grado es aparentemente clara. La ceremonia del Soberano Capítulo Rosacruz, se desarrollada sucesivamente en varios lugares simbólicos:
-El primer recinto representa el Calvario, debe estar recubierto de negro y alumbrado con 33 estrellas.(3)
-El segundo representa la tumba y el instante de la resurrección de J.C. Debe decorarse tan pomposamente como se pueda. Las paredes deben estar recubiertas pero sin figuras humanas ( …) sobre el altar, que debe estar  bien decorado, Jesús C. debe ser representado saliendo triunfante de la tumba. (4):

A continuación se abre el Capítulo, -en el instante cuando el velo del Templo se ha desgarrado, cuando las Tinieblas y la consternación se esparcen sobre la tierra, cuando la luz se va apagando, cuando las herramientas de la masonería se rompen, cuando la estrella ardiente ha desaparecido, cuando la piedra cúbica suda sangre y agua y cuando la palabra se ha perdido.“ entonces el Sabio Maestro ( título del presidente del Capítulo ) realiza la siguiente invitación:

“Al candidato al grado de Rosacruz no se le ofrecerán nuevos secretos maravillosos. Sencillamente se le invita a tomar parte en los esfuerzos de los desanimados caballeros cuyos últimos grupos buscan a través de una nueva ley, redescubrir esa palabra que restablecerá el orden y la armonía en el mundo.”

Primeramente, el candidato es invitado a viajar, simbólicamente por 33 años. Durante esa peregrinación irá descubriendo tres virtudes: Fe, Esperanza y Caridad que se le son presentados como los nuevos fundamentos de la Orden; y se le invita a “conocer las bellezas de esta nueva ley”.
Con la serenidad recobrada ante esos primeros y alentadores descubrimientos, el candidato es animado a proseguir su búsqueda.

Se le deja “ en el sitio más oscuro donde la Palabra debe emerger triunfante. Y (así) el fruto de su búsqueda asegura la Palabra Perdida ( para él).

Se revela que la palabra es” I.N.R.I. o Jesús de Nazareth Rey de los Judíos”,(9) La palabra de pase es Emmanuel”.(10). Cuando la recepción llega a su fin, los trabajos del Capítulo son clausurados “ es el instante en que la Palabra es redescubierta, la piedra cúbica es cambiada por una mística rosa, cuando la estrella ardiente reaparece con mas esplendor, cuando nuestras herramientas han recobrado su forma, cuando la luz ha retornado con enorme irradiación, cuando las tinieblas han sido dispersadas y cuando la nueva ley reina entre nosotros y en las labores de la perfecta masonería”(11)

Después se realiza un ágape que denominan  Cena de Comunión. Alrededor de una mesa cubierta con un mantel blanco, los hermanos comparten el pan y el vino; En ocasiones además, un cordero asado cuyas sobras deben ser quemadas. No debe haber nada que pueda romperse, excepto un pan, y los hermanos beben vino todos de la misma copa y para que no queden dudas acerca de la naturaleza de esta ceremonia, el ritual especifica que se hace en conmemoración de la Pascua y de la aparición de J.C. a sus discípulos en Emaús (13).

El conjunto de ceremonias y mecanismo ritual del grado de Soberano Príncipe Rosacruz se practican para “ realizar alegóricamente aquello que tuvo lugar a la muerte y resurrección de J.C.”(14)

“Así, el perfecto Masón es la alegoría del redentor; y por esto es que se exige que todas las personas sean cristianas. Los otros ( grados) pueden darse a la gente que conoció el antiguo Templo; pero el último solo puede darse a ( aquellos) que se sujeten a la nueva ley (…) (15).La fiesta principal es el Jueves Santo.”

No será una sorpresa saber que el ritual Rosacruz del Marqués de Gages especifique que “ él toma el título de “Caballero Cristiano”(16)

El carácter profundamente cristiano del Rosacruz es de lo más importante porque el grado está presentado como el último de la Orden, la culminación, el Nec plus Ultra de la Masonería y ese era el caso de Lyon en 1761.

Esto es lo que surge tanto del manuscrito del Marqués de Gages de 1763 como de algunas cartas de 1766 del Conde de Clermont, donde firma “Vuestro hermano Clermont, Rosacruz Perfecto Masón”.(17).

El Gran Maestro de los masones franceses muestra ante todo su gran interés por el grado eminente. Congratula al Primer Vigilante de la logia del Marqués de Gages, su corresponsal, quien: “ humilló a un visitante muy respetable de la Logia de la Casa del Rey, por todos los grados que poseía y este le rechazó el título de Rosacruz”.

La naturaleza cristiana del grado de Rosacruz fue enfatizada desde el siglo 18. Así en 1766, en su libro “ L´Etoile flamboyante” ( la estrella ardiente), el Baron de Tschoudy escribe: hablando con propiedad, la Rosacruz o la Masonería de Heredon, considerando todas las cosas, es nada más que una masonería renovada o catolicismo puesto en todos los grados”.(18)

Tschoudy vuelve sobre este punto en varios detalles adicionales a las instrucciones secretas que compuso para los Maestros Escoceses de San Andrés de Escocia:
“La Rosacruz, en otras palabras, Masonería renovada, no es otra que la Religión Católica puesta en grados. En ese sentido es mas augusta en que representa objetos que son más reales, más sagrados, mas preciosos; y combinando en uno y el mismo grupo a los misterios consoladores de la Fe y los axiomas necesarios para la salvación, parece consagrar la era de aquellos tiempos de gracia cuando nuestros ancestros, hijos o sobrinos de los primeros masones, obreros del primer templo, abrieron sus ojos a la verdad y renunciaron al prestigio de la antigua ley para seguir los ritos de la nueva, abrazando el Cristianismo durante la primera cruzada”.(19).

A principios de los 1780s, el Gran Oriente de Francia encomendó a una  Cámara de Grados” la tarea de estudiar los altos grados. El 20 de agosto de 1782, los hermanos examinaron el grado de Caballero Rosacruz:
“El R. Hermano De Junquières dio lectura al grado titulado Chevalier de l´Aigle-Rose Croix, y esta Cámara juzgando que el grado contenía muchas ceremonias semejantes a las eclesiásticas, consideró que no debían ser preservadas por lo que en consecuencia fue rechazado(20).

En el tercio final del siglo 18, la Rosacruz finalmente llegó a aceptarse como grado terminal de la masonería.

Después de muchas vacilaciones, el equipo constituyente del Gran Capítulo General de Francia, lo declaró culminación de los cuatro Ordenes y el acompañamiento de la mayoría de los capítulos al sistema adoptado por el Gran Oriente pudo haber contribuido a reforzar esa posición eminente del Rosacruz.

Durante la Ilustración, la naturaleza cristiana de la Rosacruz pareció admitida universalmente. Pero ¿de qué cristianismo se trataba?  ¿Cómo determinamos, en el vasto continente de la tradición judeo -cristiana, la corriente en la que este grado masónico tiene sus raíces?

El grado masónico de Rosacruz y el cristianismo

II. ¿Qué es el cristianismo para el Caballero Rosacruz?
Para tratar de responder a esas preguntas será apropiado examinar las principales secuencias del ritual Caballero Rosacruz con vistas a compararlo con las concepciones teológicas de distintas escuelas cuyas posiciones han quedado establecidas por las controversias que ocuparon la mayor parte de la historia del cristianismo occidental. Somos conscientes de la dificultad de este enfoque, y de los límites y del carácter necesariamente elemental de los análisis que estamos ofreciendo, pero, como primer paso, ello significa delinear algunas hipótesis para poder abrir posibles caminos de trabajo y reflexión.

Terminado el viaje a través del ritual abundantemente rico de los Caballeros Rosacruz, surge algo obvio, en un siglo desgastado por las querellas teológicas- primero entre protestantes y católicos y luego entre Romanos y Jansenistas- el Capitulo Rosacruz es el base para una empresa inaudita: la restauración del culto primitivo.
  1. Las Virtudes teologales
La ceremonia de recepción en el grado de Rosacruz abre con diversas peregrinaciones que llevan a recipiendario a descubrir la fe, la esperanza y la caridad, o lo que es lo mismo las tres virtudes teologales de la tradición cristiana. Y en ellas es invitado a meditar sobre tales virtudes que son- se le dice- los tres pilares de una nueva ley. Etimológicamente- eo y Logos- las virtudes teologales son las que se derivan de la palabra divina

En el siglo 18 cada persona tenía en mente por supuesto aquello en lo que se basaba como era la teología clásica. Aún si la fuerza del Tomismo se había debilitado con los siglos aunque seguía siendo una de las estructuras principales de los cristianos dogmáticos. Más aún, estas concepciones de las virtudes habían sido inventadas, en parte por la llamada teología medieval, del Doctor Angélico.

Para Tomas de Aquino, una virtud era un hábito que llevaba a lo bueno. Hábito” debe ser interpretado no en el sentido cotidiano y banal que la palabra ha adquirido sino en el sentido heredado de Aristóteles de disposición otendencia tal como por ejemplo se ve en la expresión tendencia del espíritu. Muy en consonancia con el sistemático espíritu de la Edad Media.

Tomás de Aquino distinguía cuatro virtudes cardinales o morales: Prudencia, Justicia, Temperancia y Fortaleza, así como las tres teológicas: «Fe, Esperanza y Caridad virtudes que nos dirigen hacia Dios (…) I.II.62. Mas allá de las virtudes que ayudan al hombre a llegar a su fin natural, hay otras virtudes infundidas que lo elevan a su fin sobrenatural: esas son las virtudes teológicas.(21). Ellas son las que colocan la inteligencia del hombre en relación con la felicidad sobrenatural.(22). Así la Caridad es una virtud porque llega a Dios, uniéndonos a Él».

Si es por la voluntad que el hombre puede adquirir las virtudes morales, por otra parte su naturaleza no le permite llegar así a las virtudes teologales porque es incapaz de llegar a lo sobrenatural que lo sobrepasa: «las virtudes morales don dadas por la naturaleza(…) las virtudes teológicas, por el contrario no provienen de la naturaleza sino de un principio externo».(24).

Así, «Dios otorga las virtudes teologales por infusión sobrenatural (25). Por lo tanto es solo por la divina gracia que el hombre puede adquirirlas. Retomando a Agustín, son, como explica Tomas de Aquino, «(virtudes) que Dios trabaja en nosotros si nosotros» .(26).

Al final de su trayecto este grado que es el Nec plus Ultra, a pesar de todos sus esfuerzos digamos que - «la confusión se ha deslizado en nuestros trabajos», los trabajos de los Caballeros Masónicos no tienen poder para habilitarles a redescubrir esta palabra perdida que disiparía todas las tinieblas.
La nueva ley que se les presenta como camino, las tres virtudes que lo unen con el logos divino, son infundidas en ellos «por la gracia».

Si se lo analiza a través de las ideas religiosas del siglo 18 y de la primacía de la gracia, el ritual de Rosacruz claramente apunta a la Reforma y al Jansenismo.

El Capítulo Rosacruz pasa a ser el sitio donde se representa «alegóricamente lo que sucedió a la muerte y la resurrección de J.C.» ,un evento que, según la tradición cristiana, sobrepasa al tiempo histórico(21) y donde, bajo la mirada y por la gracia de Cristo sobre la cruz, el recipiendario recibe por divina infusión las tres virtudes por las que alcanzará a Dios uniéndose a Él. Así alguien que obtiene un verdadero conocimiento de las tres virtudes establecerá por lo tanto un puente entre la tierra y el Cielo… lo que es exactamente la definición de sacerdocio!
  1. La imitación de Jesucristo
Una vez perfeccionado por las tres virtudes teologales, el recipiendario debe retomar la búsqueda de la palabra perdida. Para ello se le deja «en un sitio oscuro de donde la palabra emergerá triunfante».
Se trata del tercer nivel, «destinado a ser la imagen del infierno donde habrá siete candelabros con enormes llamas ardientes y los soportes de las velas son cabezas de muerto y huesos cruzados. Las paredes cubiertas con una pintura de llamas y figuras humanas condenadas al infierno, lo que inspira horror y odio además de cadenas y personas encadenadas».(27).

Como especifica el ritual, el pasaje simbólico del candidato a la más profunda morada de los muertos se hace «en memoria del viaje nocturno y místico que J.(esus) C.(risto) realizó en las sombras y duró por tres días».(28).

El descenso de Cristo al infierno(29) entre su muerte en la cruz y su resurrección al tercer día es una figura esencial de la doctrina de la salvación cristiana. Y es por su confrontación con las fuerzas de la oscuridad en su reino, «Jesús triunfa sobre ella y libera al hombre de la angustia de la muerte»

Esa nocturna y mística visita de Jesús al inframundo da lugar a glosas esoterizantes, y entonces al Caballero Rosacruz se le invita a seguir al Salvador a ese inframundo y por la imitación de Cristo, triunfará también sobre los horrores de la muerte.

Es como una prueba final de la cual la palabra perdida le será revelada, la palabra que le sacará del inframundo, dispersando las tinieblas y trayendo de nuevo la luz, más brillante aún. Y la Palabra es I.N.R.I,Jesús de Nazareth Rey de los Judíos.

Es difícil conectar esta secuencia del ritual con una tendencia doctrinal puesto que el descenso de Cristo al inframundo es uno de los fundamentos del cristianismo.

Pero es un tema que aparece como mucha más potencia en las iglesias de oriente donde ha sido objeto de una abundante iconografía y numerosos comentarios. Aunque abordado con menos frecuencia en la tradición latina, que es muy peculiar, sin embargo que ocupe un sitio tan definido solo por su posición en el Credo.

En todo caso, «a través de su identificación con Cristo durante su pasión, ellos (los Caballeros Rosacruces) alcanzan un estatus sacerdotal»(30). 

Aunque la paradoja es solo aparente- este episodio del descenso de Cristo al Inframundo es la figura central del cristianismo y a la vez se encarna en la figura de Orfeo, el gran arquetipo de la iniciación universal que vuelve a la vida después de una muerte simbólica garantizando un renacimiento que conduce a otra clase de presencia en el mundo.

Ciertamente es una de las figuras del cristianismo que da toda su fuerte dimensión iniciática y que tiene, además, indudables relaciones con los misterios de la antigüedad.
  1. La Cena Comunitaria
Es obvio que el ágape de los Rosacruces que sigue a la ceremonia, emerge cono una de las secuencias rituales que deben analizarse para atribuir la inspiración del grado a una u otra corriente del cristianismo y reflejar su dimensión sacerdotal.

Podría decirse ciertamente que en un contexto católico romano, esto tendría un cierto carácter blasfemo. La ceremonia eucarística del sagrado sacramento, ya que esto es lo que se discute, solo puede ser conducida por un sacerdote en el marco de la misa.

Más aún, en un sencillo nivel de vocabulario, dentro de un contexto francés, la palabra Cena ( Supper) versus “Comunión” para los católicos romanos) se aplica a un contexto del dominio inequívocamente protestante.(31)

El compartir el pan y el vino entre los Caballeros Rosacruces puede también ser comparada con la Cena Comunitaria protestante, siendo que en aquellos tiempos, en la comunión católica, consumir la carne y la sangre de la persona de Cristo estaba reservada solo para el sacerdote.

En sus apasionados debates, los francmasones, reunidos en París en el Convento de los Philalètes estos señalaron lo siguiente: «La Rosacruz, por sobre todo es destacable por (…) su relación con una ceremonia esencial de la liturgia luterana»(32)

Pero conectar el grado Rosacruz con el luteranismo presenta muchas dificultades de explicación. Por supuesto la rosa y la cruz son los emblemas principales del escudo de armas de Lutero. Aceptada, como las demás corrientes de la Reforma, el luteranismo critica el monopolio clerical del sacerdocio y enfatiza el sacerdocio universal al cual todos los hombres están llamados. Pero en muchos aspectos, la atmósfera que parece surgir de la Cena de los Caballeros Rosacruces, parece cercana al Calvinismo o a ciertas corrientes radicalizadas de la Reforma, más que posiciones luteranas.

Quizás sea necesario no concentrarse sobre el calificativo de luterano empleado por los Philalétes. Lutero era alemán y por lo tanto extranjero, y hemos de verlo en el contexto del siglo 18 y en París, y por tanto es un término simplemente peyorativo, que llegó a usarse para referirse a todos los protestantes.

La descripción de la Cena de los Caballeros Rosacruces es breve y por tanto cabe preguntarse ¿Puede extraerse un análisis teológico posterior de tal ceremonia?.

Es muy sobrio, y la simplicidad de sus formas parecería excluir toda idea de una presencia real. Más aún, no se hace alusión a esto. La Cena Comunitaria, el ritual lo especifica es «en conmemoración de la Pascua y de la aparición de J.C. a sus discípulos en Emaús» (33).

Otra vez, las palabras son importantes. Más allá de los debates- famosos,  de sobra conocidos- sobre la presencia real (o transustanciación…) situando a la Cena de los Rosacruces en el campo de la conmemoración y definitivamente a la aparición de la Reforma y más particularmente del calvinismo o reforma radical.

Una de las mayores controversias entre católicos y calvinistas en el siglo 16-17 en Francia, es la dimensión verdaderamente sacrifical del rito del pan y del vino. En el sagrado sacramento católico, el sacrificio de Jesús es renovado cada vez por la salvación del mundo.

Por su parte, los calvinistas insisten en verlo solo como una conmemoración- una muy importante- pero solo in memorian. En su hermoso trabajo Une sainte horreur ( Un Sagrado horror), Franck Lestrigant estudia los numerosos casos de protestantes franceses que durante las guerras de religión eligieron el martirio antes que participar de una misa católica donde se le hace morir a Dios una vez más.(34).

En ciertos aspectos, la Cena de los Caballeros Rosacruces parece como inspirada por los calvinistas, o al menos por los radicales de la teología. Sin embargo hay otros aspectos que lo diferencias y no impiden que los consideremos como calvinismo puesto en grados, parafraseando a Tschoudy.

Primeramente, si todos los Caballeros participan por igual de la Cena, lo que queda en cuestión sin embargo, es sí esta es una ceremonia secreta.

La Cena calvinista pone en primer plano la naturaleza comunitaria y el testamento pedagógico que la ceremonia contiene.

La Cena de los Caballeros Rosacruces por sobre todo, es una ceremonia silenciosa en tanto que la Cena Comunitaria calvinista solo tiene el valor de un apoyo ritual a la lectura y meditación del Evangelio.

La práctica de un rito sin la Palabra es una herejía. Tomados por el ambiente sacerdotal de la ceremonia, algunos rituales Rosacruces silenciosamente entran en el campo del culto.

En los rituales que antes hemos atribuido al Duque de Chartres y quizás emergiendo del liderazgo de algunos círculos del Gran Oriente, se puede descubrir con sorpresa una fórmula ostensiblemente litúrgica: «El Sabio Maestro toma el pan, lo parte y tomando una pieza dice: El tomó el pan, lo bendijo, y partiéndolo lo repartió entre sus discípulos»(35)!

Pero si la ceremonia Rosacruz muestra algunas similitudes con el enfoque calvinista, ¿No será porqué ambas se referían a un retorno a las practicas del antiguo cristianismo? Otro signo de este giro al arcaísmo es el acto de arrojar las sobras del ágape al fuego, lo cual está tomado en préstamo de forma directa de las prácticas de la pascua judía.

D. La utopía del cristianismo original

La utopía de un retorno a las formas simples y auténticas del cristianismo original aparecen siendo finalmente el proyecto en que se ha basado la creación in situ y la regulación del grado de Rosacruz.

Pero la falta de debates propiamente políticos durante los siglo XVI al XVIII, el espacio público estuvo invadido, por no decir desgarrado, por las controversias religiosas, primero entre católicos y protestantes y luego entre católicos romanos y jansenistas.

Para apoyar sus posiciones y mostrar su ortodoxia tradicional, los protestantes primero y luego los jansenistas se enfrentaron a la autoridad romana haciendo constante referencia a la Iglesia Original. La referencia al antiguo cristianismo y a la iglesia original fue uno de los principales asuntos que obsesionaron las consciencias religiosas de los hombres Ilustrados.

La bella Histoire Ecclesiastique del Abate Fleury (36), el gran clásico de la historia del cristianismo que puede hallarse en toda buena biblioteca, en la cual presenta los primeros años de la joven comunidad cristiana en términos idílicos; sinceridad y simplicidad son sus principales rasgos. 

En un registro por completo diferente, Voltaire nos da un buen testimonio de los sentimientos de un hombre honrado del siglo 18 al referirse a los primeros años del cristianismo.

Contrario a sus ataques a la pompa de la jerarquía romana así como contra el fanatismo y la superstición, el patriarca de Fernet describe con emoción, en un estilo marcado por la simpatía hacia la Iglesia Original, como,« los cristianos de los primeros tiempos no tomaron otro nombre que el de hermanos, reunidos y en espera del espíritu»(37)

Como para el culto « la misa era muy diferente (…) en la iglesia original (…) desde los tiemos de los apóstoles, la gente se reunía en la tarde para comer en comunión, la Cena del Señor… ( Pablo a los Corintios) (38) (..) “La gente se unía al partir el pan “ ( Hechos, xx 20) (39)) (40)». 

Este marco analítico parecería ser el más creíble para nosotros porque los masones de la Ilustración mostraron un gran interés por la Iglesia Primitiva.

Durante el Convento de los Philaletes, el hermano Barón de Gleichen, mostró todas las similitudes entre los trabajos masónicos y las costumbres de los «primeros cristianos ( quienes) celebraban los misterios por la noche , y finalizaban como nosotros con Ágapes(…), y de tal opinión resulta que la ciencia masónica es la ciencia de la verdadera religión cristiana, tal como la observaban los piadosos gnósticos» (41)

Y el Hermano Paul agrega: «volver al hombre a la religión original, a la pureza y simplicidad de su culto, tal es la naturaleza esencial de la ciencia Mas.(ónica) (42). En el mismo sentido, el Hermano de Raimond declara que: “ la ciencia Mas. (onica). Es el símbolo de la religión verdadera y original»(43).

La insistencia en la verdadera religión deja comprender que otra ante sus ojos era falsa o por lo menos corrupta. En las secuelas de los trabajos del Convento, los Philaletes hacen hincapié en que «Varios M.(asones) educados encuentran relaciones idénticas entre las costumbres generalmente adoptadas de la economía interior de la Sociedad M.(asónica) y aquellas cuyo rastro encontramos en la Iglesia Original»(44)

El grado de Rosacruz es ciertamente uno de los más exitosos intentos de restaurar el culto original y su sacerdocio. Lo que es abiertamente cuestionado es el nombre de Rosacruz que se dio a este grado.
En verdad, la alquimia movilizada por la Fama Fraternitatis y la Confessio, parecen ausentes en los rituales originales del grado masónico de Rosacruz.

Pero Roland Edighoffer(45) ha demostrado que para el autor de los Manifiestos, el joven pastor Johan Valentin no era más que un lenguaje y un símbolo para defender una tesis teológica: reticencia ante la constitución de una ortodoxia luterana y la defensa del espíritu de la primitiva Reforma. Pero bajo el velo de una alegoría alquímica, empleada para protegerse de la fulminación de los nuevos dignatarios luteranos, el lubridium de la Rosacruz bien podría ser el primer alegato para el retorno a las fuentes del cristianismo.

Además, no en la superficie de las cosas, sino en su verdadera sustancia, el ritual masónico realmente está inscrito en la verdadera tradición de la Rosacruz, tal como aparece en los comienzos del siglo 17.
A mediados de los 1780s, durante los debates del Convento de los Philaletes, el H. de Gleichen hizo notar al referirse a las costumbres de los primeros cristianos, que « las palabras sacramentales eran secretas: ¿ no eran palabras sacramentales las que fueron a formar la Palabra del Maestro?»(46)

La verdadera ciencia masónica por tanto se superpone con el arte sacerdotal y así propone restablecer los verdaderos secretos del culto primitivo. En el medio del siglo de las Luces, la sombra de Melquisedec sobrevuela las puertas cerradas de las logias……

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  • 1. Gustave Bord, La Franc-Maçonnerie en France des origines à 1815, Paris, 1908, reprint Slatkine, Geneva-Paris, 1985, p. 538.
  • 2. Transcripto de: Steel-Maret, Archives Secrètes de la Franc-Maçonnerie, reprint Slatkine, Geneva-Paris, 1985, 72-78.
  • 3 .Document : un rituel du degré de Rose-Croix daté de 1765, en Renaissance Traditionnelle, año 1971 (n°5, 6 et 7) 73. Esto es una transcripción del Manuscrito MS 23191, preservado en los archivos de la The Historical Library [Biblioteca Histórica] de París..
  • 4.Transcripc. cit. , R.T. 1971, 75-76.
  • 5.Transcripc. cit. , R.T. 1971, 156.
  • 6.Transcripc. cit. , R.T. 1971, 158.
  • 7.Transcripc. cit. , R.T. 1971, 159.
  • 8.Transcripc. cit. , R.T. 1971, 162.
  • 9.Transcripc. cit. , R.T. 1971, 164.
  • 10.Transcripc. cit. , R.T. 1971, 165.
  • 11.Transcripc. cit. , R.T. 1971, 240.
  • 12.Transcripc. cit. , R.T. 1971, 247.
  • 13.Transcripc. cit. , R.T. 1971, 241.
  • 14.Transcripc. cit. , R.T. 1971, 75.
  • 15.Transcripc. cit. , R.T. 1971, 68.
  • 16.BN FM4 79, f°101 verso.
  • 17 F. Clément, Contribution à l’Etude des Hauts-Degrees de la Francs-Maçonnerie et particulièrement à l’Histoire du Rite Ecossais Ancien et Accepté en Belgique, Edition du Sup. Cons. de Belgique, Brussels, 1937. Chap. III, cartas del G.M. Clermont, 34-42
  • 18. Théodore de Tschoudy], L'Etoile Flamboyante ou la société des Francs-Maçons considérée sous tous les aspects, à l'Orient, Chez le silence [1766], 149.
  • 19. Théodore de Tschoudy], Ecossois de Saint-André d'Ecosse contenant le développement de l'Art Royal de la Franc-Maçonnerie, & le but direct, essentiel & primitif de son institution... , in Paris, chez le frère La Vérité, au Grand Globe Français, 1780, 67. Se trata de manuscritos de Tschoudy publicados por Labady cerca de 15 años después de la muerte del Barón.
  • 20. Registre de la Chambre des Degrees, BN FM1 56, f°27.
  • 21. Tomas de Aquino, Summa Teologica, Ia IIae, qu. 62, art. 1. [(Translator's Version : tr. Fathers of the English Dominican Province, The Summa Teologica of St. Tomas Aquinas, the Second and Revised Edition, 1920. …]
  • 22.Idem, art. 3.
  • 23.Tomas Aquino, Summa Teologica, IIa IIae, qu. 23, conclusión.
  • 24.Tomas Aquino, Summa Teológica, Ia, IIae, qu. 63, art. 1.
  • 25.Idem, art. 3.
  • 26.Idem, art. 4. [ver 21 por notas del traductor.
  • 27.Descripción del tercer recinto. Document: a ritual from the degree of Rose-Croix dated 1765, op. cit., 77.
  • 28.Document: a ritual from the degree of Rose-Croix dated 1765, op. cit., 162.
  • 29.Ver por ejemplo los comentarios de "Tomas de Aquino, "The Descent of Christ into the Underworld” Summa Teológica, IIIa, qu. 52.
  • 30.Jérôme Rousse-Lacordaire, op. cit., 207.
  • 31.Para este “theological analysis of the Rose-Croix ritual, hemos empleado extensamente el libro de André Gounelle, La Cène, sacrement de la division, Paris, Les Bergers et les Mages, 1996. El autor presenta de forma austere, clara y didactica y sobretodo interesante, las controversias!
  • 32. Charles Porset, Les Philalèthes et les Convents de Paris, une politique de la folie,Honoré Champion, Paris, 1996, Quatrième circulaire, début 1786, 478
  • 33. Document: a ritual from the degree of Rose-Croix dated 1765, op. cit., 241.
  • 34. Frank Lestringant, Une sainte horreur ou le voyage en Eucharistie XVIe – XVIIIe siècle, Paris, Presses Universitaires de France, 1996.
  • 35.Les rituels du duc de Chartres(1784), s.l., Editions du Prieuré, 1997, 326.
  • 36.[L’Abbé] Fleury, Histoire ecclésiastique, Paris, chez Jean Mariette, 1691, particularmente en los primeros dos volumenes
  • 37.Voltaire, Œuvres complètes, Tome XVIII, Dictionnaire philosophique, De la primitive Eglise et de ceux qui ont cru la rétablir, 536.
  • 38.Primera Carta a los Corintios , XI, 20, 33.
  • 39.Vers.7. [c.f. footnote 38]
  • 40.Voltaire, Œuvres complètes, Tome XIX, Fragment sur l’histoire générale (1773), Mélanges VIII, 270.
  • 41.Charles Porset, op. cit., Quatrième Circulaire, proponenda IV, mars 1785, 325.
  • 42.Idem.
  • 43.Charles Porset, op. cit., 328.
  • 44.Charles Porset, op. cit., 478
  • 45.En este tema nos referimos, a la reseña de, Les Rose-Croix, Collection Que-sais-je?, Paris, Presses Universitaires de France, 1986. Para referirnos a los imaginarios lazos entre Rosacruz y francmasonería, hemos consultados el Capitulo Les Rose-Croix en quête du christianisme primitif de Jérôme Rousse-Lacordaire, op. cit.
  • 46. Charles Porset. Op. Cit. 322.
Título original:   The Masonic Degree of Rose-Croix and Christianity: The Complex Links between Religion and Freemasonry during the Enlightenment.  Publicado en Ritual, Secrecy, and Civil Society Volume 1, Issue2• Winter 2013.  AUTOR   Pierre Mollier, Traductor Victor Guerra

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